Hablar de la Web3 va en sincronía con hablar de tecnología blockchain, pues es uno de sus elementos clave. Nos referimos entonces a una tecnología ya calificada como revolucionaria y disruptiva, una tecnología que sentó las bases para el nacimiento de Bitcoin y otras criptomonedas. Sin embargo, es importante destacar que el concepto de blockchain no nació con Bitcoin, aunque así parezca y así se haya popularizado.
La historia de las investigaciones nos cuenta que en realidad ese concepto data de varias décadas atrás, y se remonta a 1982 cuando David Chaum, estudiando una forma de garantizar la integridad de archivos digitales, se le ocurrió que podría hacerse con un sistema basado en cadenas de bloques. Años más tarde, alguien le encontró sentido a esa investigación, y por allá en el 2008, un tal Satoshi Nakamoto, del poco o nada se sabe, presentó al mundo un documento (whitepaper) que cambiaría la historia, nos regaló un proyecto, una tecnología y una moneda basada en criptografía y blockchain, llamada bitcoin.
Ahora bien, la tecnología blockchain es eso, una tecnología pensada para garantizar la integridad, transparencia, descentralización e inmutabilidad de la información. Muchos la describen como un libro contable digital, que puede ser abierto y público, en el que se registran las transacciones de manera segura, rastreable, auditable y descentralizada.
Aunque con enfoques de uso distintos, una referencia a la tecnología blockchain son los sistemas p2p (peer-to-peer), así como BitTorrent, que también funcionan como redes descentralizadas en las que la información se comparte de usuario a usuario sin intervención de intermediarios o entes centrales; claro, en blockchain se involucran otros conceptos asociados al registro de los datos en bloques que se enlazan como cadenas, lo que garantiza seguridad e inmutabilidad, y adicionalmente, se involucra el concepto criptográfico para garantizar la integridad y seguridad de la información.
Lo anterior deja claro que blockchain, como tecnología, va mucho más allá de las criptomonedas. Es una tecnología aplicable en muchos sectores en los que se requiere transparencia de la información, inmutabilidad de esa información, garantía en el cumplimiento de contratos o condiciones, trazabilidad de los procesos, integridad de resultados, y un largo etcétera que le dan ese carácter revolucionario de cara al futuro.
Ahora, volviendo al tema Web3, esta abarca también otros conceptos y tecnologías emergentes que persiguen la democratización y descentralización de nuestra vida digital o de la forma en la que interactuamos en línea. Hablamos entonces de propiedad digital, seguridad de activos, resistencia a la censura, tokenización de activos, interoperabilidad, identidad digital, entre otros. Una nueva era del internet tal y como lo conocemos.
A continuación, una comparativa entre la Web2 y la Web3 de la que tanto hablamos en la actualidad.
