Cuando los datos dejaron de responder
May 20th, 2025

Por qué lo invisible importa más de lo que parece.


Todo iba bien, hasta que…

Diego era uno de esos desarrolladores jóvenes que aprenden más de YouTube que de la universidad. Su energía era contagiosa, y su pasión por crear una app que ayudara a pequeñas tiendas a gestionar sus inventarios desde el celular lo mantenía despierto hasta las 3 de la mañana.

Su startup, impulsada por una beca universitaria y algunos ahorros de sus padres, empezó con fuerza. El diseño era limpio, la idea clara y la demanda creciente. Pero cuando la app superó los 500 usuarios activos, comenzaron a llegar mensajes… muchos mensajes.

"No me carga la lista de productos."

"Se borraron mis registros de hoy."

"La app se cierra cuando busco por nombre."

Diego estaba paralizado. Nada de lo que había aprendido lo preparó para esto.


El conflicto: Cuando los datos se convierten en caos

La arquitectura que había montado funcionaba… mientras nadie la exigiera mucho. No existía una separación clara entre los objetos que representaban los datos y la forma en que accedía a ellos. Todo estaba mezclado: lógica de negocio, interfaz y almacenamiento, en una danza peligrosa de "yo creo que esto funciona así."

Las actualizaciones de la app comenzaban a romper cosas que antes funcionaban. Los errores eran difíciles de rastrear. Las pruebas eran un infierno.

Lo que Diego no sabía es que su mayor enemigo no era la competencia, sino su propio código desorganizado.


El giro: Aprender a ver lo que no se ve

Un mentor —un ex desarrollador de una fintech— revisó su proyecto y le hizo una pregunta:

“¿Dónde están tus objetos de acceso a datos? ¿Cómo estás modelando lo que guardas y cómo lo recuperas?”

Diego no tenía una respuesta. Así empezó su proceso de reestructuración desde lo más básico: el modelado de objetos de acceso a datos.

Aprendió a:

  • Separar los modelos de negocio de los modelos de persistencia.

  • Usar DAOs para encapsular el acceso a SQLite.

  • Implementar un ORM ligero para facilitar la manipulación de datos.

  • Diseñar sus clases pensando en consistencia, claridad y mantenimiento a largo plazo.

El proceso fue lento y doloroso, pero a la vez liberador. La app empezó a responder mejor. Los bugs disminuyeron. Y por primera vez, Diego entendió lo que significaba construir arquitectura de software.


El aprendizaje: Lo que se construye bien, dura más

Más allá de lo técnico, Diego entendió algo profundo:

El orden que no se ve es el que sostiene todo lo que sí se ve.

En una época donde el diseño y la funcionalidad dominan las conversaciones sobre apps, él aprendió que los cimientos invisibles —como el modelado de objetos de datos— son los que permiten que todo funcione cuando realmente importa.

Hoy su app supera los 15,000 usuarios, y Diego lidera un equipo donde enseñar arquitectura limpia es parte del proceso de onboarding.

No todo fue suerte. Fue aprendizaje. Fue disciplina invisible.

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