Cuando el caos digital reemplazó al orden
June 9th, 2025

Inicio: El sueño digital de Clara

Clara llevaba años soñando con una librería online que conectara a lectores con libros raros, olvidados y tesoros editoriales que solo encontraba en ferias de segunda mano. Tras ahorrar durante tres años, lanzó “EntreLíneas”, un sitio web que parecía tenerlo todo: diseño llamativo, catálogos extensos y una comunidad de lectores apasionados en redes sociales.

Pero Clara, en su entusiasmo por lo visual, dejó de lado algo crucial: la estructura del sitio.

El conflicto: Cuando el diseño no guía, confunde

A los pocos meses, comenzaron las señales: correos de clientes preguntando cómo comprar, abandono masivo de carritos, visitas que duraban menos de 30 segundos y reseñas en línea criticando lo difícil que era encontrar un libro específico.

Clara no entendía. Había invertido en imágenes de alta calidad, animaciones y una paleta de colores elegida por una diseñadora. Pero en el fondo, su sitio era un laberinto.

La página de inicio tenía enlaces que no llevaban a ningún lado. El menú principal cambiaba en cada sección. Algunos libros estaban catalogados por autor, otros por género, otros por año de publicación. La función de búsqueda fallaba más de lo que ayudaba.

Clara sintió que su sueño se desmoronaba bajo el peso de su propio desorden digital.

La resolución: Rediseñar con el usuario al centro

En un último intento por salvar “EntreLíneas”, Clara se inscribió en un curso gratuito de UX. Lo primero que aprendió le sacudió: “Diseñar no es decorar; es guiar”.

Junto con un grupo de estudiantes, reconstruyó su sitio desde la raíz:

  • Simplificó la jerarquía del menú a tres niveles claros: Categorías, Autores y Novedades.

  • Añadió migas de pan y rutas visibles para que nadie se perdiera.

  • Hizo pruebas con usuarios reales, incluso con adultos mayores que no dominaban lo digital.

  • Incorporó un mapa del sitio y URLs amigables.

El rediseño tardó dos meses, pero la respuesta fue inmediata: el tiempo promedio en el sitio aumentó a 4 minutos. Las compras crecieron un 38%. Más importante aún, Clara recibió mensajes agradeciendo “lo fácil que ahora era encontrar libros que antes parecían escondidos”.

El aprendizaje: La estructura es invisible... hasta que falla

Clara entendió que una buena estructura no es visible porque simplemente funciona. Pero cuando falla, todo se derrumba: la atención, la confianza, la experiencia.

Su historia es un recordatorio de que un sitio web es como una librería física: si los libros están desordenados, sin letreros y las puertas cambian de lugar, nadie vuelve.

Hoy, “EntreLíneas” no solo es una tienda: es un espacio de navegación intuitiva, donde cada visitante encuentra lo que vino a buscar... y algo más.

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