Criptoeconomía, la Ciencia de los Incentivos Detrás del Blockchain

Esta es una versión traducida y adaptada del artículo “Making Sense of Cryptoeconomics” publicado por Umesh Bhat en Hacknoon el 16 de noviembre de 2017.

Algunos meses atrás, Parker Thompson, un conocido inversor de Silicon Valley, twitteó:

“El concepto de criptoeconomía es estúpido. Es economía. Inventar tu propia palabra es sólo una excusa para ignorar conceptos bien comprendidos”.

El término “criptoeconomía” causa mucha confusión. La gente no tiene mucha claridad sobre lo que significa. La palabra misma se presta a la confusión ya que parece sugerir que hay una versión alternativa “cripto” de la ciencia de la economía. Esto es falso, y Parker tiene derecho a burlarse de esa generalización.

En términos sencillos, la criptoeconomía es el uso de incentivos y de criptografía para diseñar nuevos tipos de sistemas, aplicaciones y redes. La criptoeconomía se trata de construir cosas, y tiene mucho en común con el diseño de mecanismos, un área de las matemáticas y de la teoría económica.

La criptoeconomía no es una parte de la economía, sino más bien un área de la criptografía aplicada que utiliza incentivos económicos. Bitcoin, Ethereum, Zcash y todas las otras blockchains públicas son fruto de la criptoeconomía.

La criptoeconomía es lo que hace que las blockchains sean interesantes y lo que las hace diferentes de otras tecnologías. Gracias al paper de Satoshi, hemos aprendido que una ingeniosa combinación de criptografía, teoría de redes, ciencia de la computación e incentivos económicos permite construir nuevos tipos de tecnologías.

Estos nuevos sistemas criptoeconómicos logran cosas que esas disciplinas no podían lograr por sí solas. Y las blockchains son sólo uno de los productos de esta nueva ciencia.

Este artículo busca explicar la criptoeconomía en términos claros y sencillos.

Primero, examinaremos al Bitcoin como el ejemplo de un diseño criptoeconómico. Luego, consideraremos cómo la criptoeconomía se relaciona con la teoría económica en general. Y, por último, estudiaremos tres áreas diferentes de diseño e investigación criptoeconómica.

¿Qué es la Criptoeconomía? El Bitcoin como Caso de Estudio

El Bitcoin es un producto de la criptoeconomía.

Su innovación es que permite a muchas entidades que no se conocen entre sí llegar a un consenso sobre el estado del blockchain del Bitcoin. Esto se logra a través de una combinación entre incentivos económicos y herramientas de criptografía básica.

El diseño del Bitcoin se basa en un esquema de recompensas y castigos económicos. Las recompensas sirven para reclutar mineros para la red. Estos contribuyen con su hardware y electricidad. Si producen nuevos bloques, serán recompensados con cierta cantidad de Bitcoin.

Segundo, las penalidades económicas son parte del modelo de seguridad del Bitcoin. La manera más obvia de atacar al blockchain del Bitcoin es obtener el control de la mayor parte del poder de hash de la red (lo que se conoce como “ataque del 51%”). Esto permitiría al atacante censurar transacciones y hasta cambiar el estado pasado de la blockchain.

Pero obtener control del poder de hash cuesta dinero bajo la forma de hardware y electricidad. El protocolo del Bitcoin hace que la minería sea intencionalmente difícil. Esto significa que llegar a controlar la mayoría de la red es extremadamente costoso… tan costoso que sería muy difícil obtener un beneficio económico del ataque.

El 16 de noviembre de 2017, el costo de un ataque del 51% sobre la red del Bitcoin sería de aproximadamente 3.140 millones de dólares en hardware y 5,6 millones en electricidad por día.

Sin estos incentivos económicos cuidadosamente calibrados, el Bitcoin no funcionaría. Si la minería no fuese económicamente costosa, sería fácil realizar un ataque del 51%. Si no hubiese recompensas de minería, no habría una industria de gente que compra hardware y que paga por electricidad para contribuir a la red.

El Bitcoin también reposa sobre protocolos criptográficos. La criptografía de llave pública-privada se utiliza para dar a los usuarios un control seguro y exclusivo de sus fondos. Funciones de hash se utilizan para “conectar” a cada bloque en el blockchain del Bitcoin, probando el orden en que ocurrieron los eventos y la integridad de los datos pasados.

Este tipo de protocolos criptográficos nos dan las herramientas necesarias para construir sistemas confiables y seguros como el Bitcoin. Sin una infraestructura de llave público-privada no podríamos garantizar a los usuarios que tengan un control exclusivo sobre sus bitcoins. Sin las funciones de hash, los nodos no serían capaces de garantizar la integridad de la historia de transacciones contenidas en el blockchain del Bitcoin.

Sin la solidez de protocolos criptográficos como las funciones de hash o la criptografía de llave público-privada, no tendríamos una unidad de cuenta segura con la que recompensar a los mineros. No habría confianza de que el registro de transacciones pasadas sea auténtico y exclusivamente controlado por un dueño legítimo.

Sin un conjunto de incentivos cuidadosamente calibrados para recompensar a una industria de mineros, esa unidad de cuenta no tendría valor de mercado porque no habría confianza de que el sistema pueda persistir en el futuro.

El diseño del Bitcoin requiere una comprensión tanto de la criptografía como de la manera en que los incentivos afectan las propiedades de seguridad y funcionalidad de sistemas construidos con criptografía.

La criptoeconomía es extraña y contraintuitiva.

La mayoría no estamos acostumbrados a pensar en el dinero como si fuese un problema de diseño o de ingeniería, ni a pensar en el diseño de incentivos como en un componente esencial de una nueva tecnología. La criptoeconomía nos obliga a pensar en problemas de seguridad de la información en términos económicos.

Uno de los errores más comunes es ver a las blockchains sólo desde una lente de ciencias de la computación o de criptografía aplicada. Es que tenemos una fuerte tendencia a priorizar aquello con lo que nos sentimos más cómodos y a ver las cosas fuera de nuestro dominio de especialidad como menos importantes.

En el mundo del blockchain, esto lleva a mucha gente a minimizar el rol de los incentivos económicos. Esta es una de las razones por las que surgen frases sin sentido como “las blockchains son trustless”, “Bitcoin está respaldado por las matemáticas” o “las blockchains son inmutables”.

Cada una es equivocada a su manera, pero todas tienen el efecto de ocultar el rol esencial de una gran cantidad de gente cuya necesaria participación en la red se mantiene a través de incentivos económicos. Los sistemas criptoeconómicos como el bitcoin “se sienten” como magia para alguien que los ve sólo como un producto de la ciencia de la computación, porque el Bitcoin hace cosas que la ciencia de la computación por sí sola nunca podría lograr.

La criptoeconomía no es magia - sólo es interdisciplinaria.

¿Cuál Es la Relación entre Criptoeconomía y Economía?

El término criptoeconomía puede llevar a confusión porque sugiere una comparación con el conjunto de la ciencia económica. La economía es el estudio de la decisión: cómo personas y grupos de personas responden a incentivos.

Pero la invención de las criptomonedas y de la tecnología de blockchain no necesita una nueva teoría de la decisión humana. Los humanos no han cambiado. La criptoeconomía no es la aplicación de la macroeconomía y de la microeconomía a los mercados de criptomonedas o de tokens.

La criptoeconomía tiene más en común con el diseño de mecanismos, una disciplina relacionada con la teoría de los juegos.

En la teoría de los juegos, observamos una interacción estratégica dada (un “juego”) y luego intentamos identificar cuáles son las mejores estrategias para cada jugador, y el probable resultado final si ambos jugadores siguen esas estrategias. Por ejemplo, podríamos utilizar teoría de los juegos para observar una negociación entre dos firmas, las relaciones entre países o incluso la biología evolucionista.

El diseño de mecanismo con frecuencia es definido como “teoría de los juegos inversa”. Empezamos con un objetivo deseado y luego trabajamos “hacia atrás” para diseñar un juego en el que, si los jugadores siguen su propio interés, se producirá el resultado que queremos.

Por ejemplo, imaginemos que queremos diseñar las reglas de una subasta. Nuestro objetivo es lograr que los oferentes ofrezcan el valor real que atribuyen al objeto que está siendo subastado.

Aplicando teoría económica, podemos diseñar la subasta de tal forma en que la estrategia dominante de cada jugador sea siempre ofrecer el valor verdadero.

Una solución para este problema es lo que se conoce como “subasta de Vickrey”, donde las ofertas son secretas y el ganador de la subasta (definido como el jugador con la oferta mayor) sólo paga el segundo mayor valor que ha sido ofrecido.

La criptoeconomía, como el diseño de mecanismos, busca diseñar y crear sistemas. Como en el ejemplo de la subasta, utiliza teoría económica para diseñar “reglas” o mecanismos que produzcan el resultado deseado en equilibrio.

La diferencia es que, en criptoeconomía, los mecanismos utilizados para crear incentivos económicos son construidos con criptografía y software, y los sistemas diseñados son casi siempre distribuidos o descentralizados.

El Bitcoin es un fruto de este enfoque. Satoshi quería que el blockchain de Bitcoin tuviera ciertas propiedades específicas: por ejemplo, que fuese capaz de alcanzar un consenso sobre su estado interno y que fuese resistente a la censura.

Así que diseñó un sistema que pudiese alcanzar esas propiedades, asumiendo que la gente responde de maneras racionales a los incentivos económicos.

Con frecuencia, la criptoeconomía se utiliza para proveer una garantía de seguridad sobre un sistema distribuido.

Por ejemplo, tenemos una garantía de seguridad criptoeconómica de que el blockchain del Bitcoin es seguro contra ataques del 51%, excepto si alguien está dispuesto a gastar miles de millones de dólares en el ataque.

O, en un state channel (un tema que discutiremos más abajo), podemos tener una garantía de seguridad criptoeconómica de que un proceso off-chain es casi tan seguro como una transacción on-chain.

Es importante mencionar que el diseño de mecanismos no es una panacea. Existen límites acerca de cuánto podemos confiar en los incentivos para moldear el comportamiento futuro de manera predecible.

Como señala Nick Szabo, al final del día, estamos especulando sobre los estados mentales futuros de personas y haciendo supuestos sobre cómo reaccionarán ante ciertos incentivos. Las garantías de seguridad de un sistema criptoeconómico dependen, en parte, de la fortaleza de sus supuestos acerca de cómo la gente reacciona a incentivos económicos.

Tres Ejemplos de Sistema Criptoeconómico

Hay al menos tres tipos diferentes de sistemas que podríamos llamar “criptoeconómicos”: los protocolos de consenso, las aplicaciones y los state channels.

Protocolos de Consenso

Las blockchains son capaces de alcanzar consensos confiables sin la necesidad de una tercera parte centralizada. La solución del Bitcoin, que revisamos más arriba, es un consenso basado en la Prueba de Trabajo, porque los mineros deben comprometer trabajo (bajo la forma de hardware y electricidad) para participar en la red y recibir recompensas de minería.

Un área activa de diseño y investigación en criptoeconomía es cómo mejorar los sistemas de Prueba de Trabajo y cómo construir alternativas. El sistema de Prueba de Trabajo de Ethereum incluye una serie de modificaciones y mejoras sobre el diseño original que permiten tiempos de bloque más rápidos y una mayor resistencia a la centralización de la minería con placas ASIC.

Ethereum planea migrar a un protocolo de consenso conocido como Proof of Stake. Esta alternativa al Proof of Work no necesita equipos de minería especializados ni grandes gastos de energía.

Recordemos que el objetivo de que los mineros tengan que comprar hardware y gastar electricidad es imponer un costo sobre ellos. Esto busca hacer que el costo acumulado de intentar un ataque de 51% se vuelva prohibitivamente caro.

Los sistemas de Proof of Stake, en lugar de hardware y electricidad, utilizan depósitos en criptomonedas para producir el mismo desincentivo. En un sistema de Proof of Stake, para minar debes comprometer cierta cantidad de ETH en un smart contract.

Como en los sistemas de Proof of Work, esto aumenta el costo de un ataque del 51%. Un atacante tendría que comprometer una cantidad muy elevada de ETH para atacar la red exitosamente. Y luego perdería ese ETH para siempre.

Diseño de Aplicaciones Criptoeconómicas

Una vez que hemos resuelto el problema fundamental del consenso de blockchain, podemos construir aplicaciones “por encima” de blockchains como Ethereum.

La blockchain subyacente nos da (1) una unidad de valor que puede ser utilizada para crear recompensas y castigos y (2) una herramienta con la que podemos diseñar una lógica condicional bajo la forma de código de smart contract.

Podemos utilizar herramientas de diseño criptoeconómico para construir toda clase de aplicaciones.

Por ejemplo, el mercado de predicción Augur utiliza el token nativo REP para recompensar a los usuarios por reportar la “verdad” a la aplicación, lo que luego es utilizado para liquidar las apuestas.

Esta es la innovación que vuelve posibles los mercados de predicción descentralizados. Otro mercado de predicción, Gnosis, usa un método similar, aunque también permite a sus usuarios especificar otros mecanismos para determinar cuáles son los resultados verdaderos (comúnmente conocidos como “oráculos”).

La criptoeconomía también puede utilizarse para diseñar ventas de tokens o ICOs. Gnosis, por ejemplo, realizó su venta de tokens con un modelo de “subasta holandesa”, ya que pensaban que resultaría en una distribución más equitativa.

Diseñar una subasta es un tipo de problema diferente que diseñar los protocolos de consenso que subyacen a las blockchains, pero comparten suficientes similitudes como para que ambos puedan ser vistos como mecanismos “criptoeconómicos”.

Construir estas aplicaciones requiere entender cómo los incentivos moldean el comportamiento de los usuarios y diseñar mecanismos económicos que puedan producir cierto resultado con un alto grado de confianza. También requieren una comprensión de las capacidades y limitaciones de la blockchain subyacente sobre la que la aplicación está siendo construida.

También hay muchas otras aplicaciones de blockchain que no son producto de la criptoeconomía. Por ejemplo, aplicaciones como Status y MetaMask, wallets o plataformas que permiten a los usuarios interactuar con la blockchain de Ethereum. Estas no incluyen ningún mecanismo criptoeconómico adicional más allá de los que ya son parte de la blockchain subyacente.

State Channels

La criptoeconomía también incluye el diseño de conjuntos de interacciones más pequeñas entre individuos. Un ejemplo son los state channels. Esto es una técnica que puede ser utilizada en la mayoría de las blockchains para hacerlas más eficientes.

Una limitación fundamental de las aplicaciones de blockchain es que las blockchains son costosas. Enviar transacciones requiere pagar comisiones, y usar Ethereum para correr código de smart contracts es costoso comparado con otros tipos de computación.

La idea detrás de los state channels es que podemos hacer a las blockchains más eficientes moviendo muchos procesos off-chain, mientras retenemos las características de confiabilidad de las blockchains a través del diseño criptoeconómico.

Imaginemos que Alice y Bob quieren intercambiar un gran número de pequeños pagos en cripto. La manera normal de hacerlo sería enviar transacciones al blockchain. Pero esto es ineficiente. Requiere pagar comisiones de transacción y esperar la confirmación de los nuevos bloques.

En su lugar, imaginemos que Alice y Bob firman transacciones que podrían ser enviadas al blockchain, pero que no son efectivamente enviadas. Pueden pasarse estas transacciones uno al otro tan rápido como quieran. Pero no hay ninguna comisión porque nada ha sido enviado al blockchain. Cada actualización del registro reemplaza a la anterior, alterando el balance entre las partes.

Cuando Alice y Bob terminan de intercambiar esos pagos, “cierran” el canal enviando el estado final (la transacción firmada más reciente) al blockchain. Pagan una única comisión de transacción por una cantidad ilimitada de transacciones entre ellos.

Pueden confiar en el proceso ambos saben que cada actualización que se envían entre sí podría ser enviada al blockchain. Si el canal está correctamente diseñado, no hay forma de hacer trampa (por ejemplo, intentando enviar una actualización previa como si fuese la más reciente, ya que siempre es posible recurrir al blockchain como garantía última de verdad).

Este mecanismo es similar a como interactuamos con otras fuentes de confianza como los sistemas legales. Cuando dos partes firman un contrato, la mayoría de las veces no necesitan llevar a ese contrato a la corte y pedir a un juez que lo interprete y ejecute.

Si el contrato está correctamente diseñado, las partes sólo tienen que hacer lo que prometieron hacer y nunca tienen que interactuar con un tribunal. El hecho de que cualquier parte podría ir a la corte y pedir que el contrato sea ejecutado es suficiente para hacer que el contrato sea útil.

Esta técnica no sólo sirve para hacer pagos, sino para cualquier actualización sobre el estado de un programa de Ethereum. De aquí el término genérico de “state channel” en lugar del más restrictivo “payment channel”. En lugar de enviar pagos de ida y vuelta, podemos enviar actualizaciones de un smart contract.

Incluso podemos enviar smart contracts de Ethereum completos que, en caso de ser necesario, serán enviados al blockchain y ejecutados. Esos programas no necesitan ser ejecutados para ser útiles. Todo lo que se necesita es una garantía lo suficientemente elevada de que podrían ser ejecutados de ser necesario.

En el futuro, la mayoría de las aplicaciones de blockchain utilizarán cierta implementación de state channels. Esto permite que se requieran menos operaciones on-chain, y muchas cosas que hoy se hacen on-chain podrían moverse a state channels mientras que se preserva una garantía suficiente de que serán útiles.

Conclusión

Es muy útil pensar sobre el blockchain a través de la lente de la criptoeconomía. Una vez que entendemos la idea, ayuda a clarificar muchas de las controversias y debates de nuestra industria.

Por ejemplo, las blockchain “permisionadas” que son manejadas centralmente y que no usan Proof of Work fueron una fuente de controversia constante desde que se propusieron. Este área habitualmente se conoce como “tecnología de registros distribuidos” y se enfoca en casos de uso financieros y corporativos.

Muchos partidarios de la tecnología de blockchain los desaprueban. Tal vez sean blockchains en un sentido estricto, pero hay algo en ellos que parece incorrecto. Pareciera que las blockchains permisionadas rechazan un elemento crítico de la tecnología de blockchain: la capacidad de producir consenso sin confiar en un actor central o en los sistemas financieros tradicionales.

Para aclarar esta situación, podríamos distinguir entre blockchains que son producto de la criptoeconomía y blockchains que no lo son.

Las blockchains que sólo son registros distribuidos y que no confían en diseños criptoeconómicos para producir consenso o alinear incentivos podrían ser útiles para ciertas aplicaciones. Pero son distintas de las blockchain cuyo propósito central es usar criptografía e incentivos económicos para producir un consenso que no podía existir anteriormente, como el Bitcoin y Ethereum.

Son dos tecnologías diferentes, y la forma más clara de distinguir entre ellos es si son o no productos de la criptoeconomía.

En segundo lugar, deberíamos esperar que existan protocolos de consenso criptoeconómicos que no estén basados en una cadena de bloques. Obviamente, esta tecnología tendría algo en común con el blockchain, pero llamarla blockchain sería impreciso. De nuevo, el concepto organizativo relevante es si ese protocolo es el producto la criptoeconomía, no si se trata de un blockchain.

La manía de las ICOs también puso foco en esta distinción, aunque pocos la habían articulado claramente. Mucha gente ya identificó que una de las fuentes centrales del valor de un token es si se trata de un componente necesario de la aplicación con la que está conectada.

Para ponerlo en términos claros, la pregunta debería ser: ¿es el token parte de un mecanismo criptoeconómico necesario en la aplicación?

En los últimos años, nos hemos movido desde pensar sobre este nuevo campo sólo desde el terreno de una aplicación (Bitcoin) a pensar en él en términos de una tecnología subyacente (blockchains). Lo que tiene que pasar ahora es retroceder un paso de nuevo y ver a esta industria en términos de un único enfoque para resolver problemas: la criptoeconomía.

Gracias a Jeff Coleman, Ethan Wilding, y Vlad Zamfir por sus comentarios a un borrador de este artículo.

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