La Firma Legal del Futuro y las Nuevas Habilidades de los Abogados en la Era Digital

Andrés Jara es abogado de la Pontificia Universidad Católica de Chile, MLB-MBA y fundador de Alster Legal. Su experiencia radica en la prestación de asesoría legal y consultoría estratégica en materias corporativas de diversa índole.

Históricamente, muchos abogados empezaban su carrera de muy jóvenes en una firma e iban avanzando hasta llegar a socios. ¿Así es como seguirá siendo la carrera del abogado en el futuro?

A nivel latinoamericano, la carrera sigue siendo similar desde el punto de vista de las etapas. Efectivamente, los jóvenes abogados van aumentando el grado en función de la experiencia.

Sin embargo, las tendencias que se observan a nivel global difieren bastante de esa realidad.

Lo que se ve, en general, es un cambio en el modelo de las firmas. Varios autores han escrito sobre cómo serán las firmas de abogados del futuro. Y todos coinciden en que esta carrera tradicional va a ser cada día más obsoleta porque gran parte de las funciones de los abogados junior son trabajos rutinarios automatizables.

Por consecuencia, estos trabajos van a tender a desaparecer, a ser realizados por computadoras o ser tercerizados a proveedores externos.

Ese aprendizaje previo, que en la carrera tradicional constituía la base de la formación de un abogado, es un aprendizaje que va a estar ausente. Entonces, la gran pregunta es: ¿cómo van a ser educados los abogados del futuro?

Este va a ser un gran cambio de paradigma que se va a dar en la estructura de carrera de los abogados en los próximos años.

¿Y cómo serán esas firmas de abogados del futuro? ¿Más grandes o pequeñas? ¿Más especializadas o generalistas?

En general, las firmas han tendido a un mayor grado de especialización.

En América Latina, las grandes firmas tienden a desgranarse como si fuesen un maíz. Cada uno de los granos constituyen abogados altamente especializados en ciertos sectores o ciertas áreas del derecho. Tienden a irse de esas oficinas porque las estructuras de costos de las firmas las deben subsidiar. Muchos optan por armar sus propias oficinas.

Por otro lado, la estrategia que han seguido las grandes firmas globales es a seguir profundizando en un modelo de “one place shop”, es decir, un solo lugar donde puedas encontrar las soluciones a todos tus problemas con todos los niveles de talento que requiera tu solución.

Entonces, en América Latina se ve una menor tendencia a continuar con la cultura de la gran firma de abogados, como sí sigue ocurriendo en los grandes actores globales como Dentons, DLA Piper, Clifford Chance y Allen & Overy.

De hecho, estas firmas han ido desarrollando sus propias incubadoras de negocios para promover la generación de tecnología o de empresas de legaltech que puedan insertarse dentro de su propuesta de valor.

La firma del futuro tendrá tres pilares que se combinarán en una propuesta de valor para los clientes.

Primero, un núcleo neurálgico de capacidades y talentos jurídicos de muy buen nivel.

Segundo, profesionales de otras áreas que complementen el talento jurídico. Estas personas van a ser ingenieros, paralegales, administrativos o técnicos que permitan dar un mirada más multidisciplinaria a las necesidades de los clientes.

Tercero, un fuerte uso de la tecnología para resolver procesos de bajo valor agregado, pero que los clientes quieren seguir resolviendo.

¿Esto significa que, en el futuro, la resolución de conflictos ya no será dominio exclusivo de los abogados?

Correcto. Particularmente en las disputas de menor sofisticación, donde la argumentación jurídica o la interpretación de la norma no sean una condición esencial, se requerirá cada vez menos de la participación de abogados.

Esto incluye, por ejemplo, temas de derecho del consumidor o resoluciones fiscales vinculadas con aplicaciones de multas.

En muchos casos, estas situaciones van a poder ser resueltas por máquinas. Ya existen prácticas reales y palpables donde el uso de herramientas de predicción y automatización permite presentar escritos judiciales y determinar cuáles son los mejores argumentos para lograr el resultado.

Las máquinas incluso pueden ayudar a confeccionar el documento y vertirlo al poder judicial en forma automática. Esto no es el futuro. Ya es el presente.

Los abogados sí seguirán siendo imprescindibles en casos que requieran un talento jurídico altamente sofisticado. Casos en los que sea importante la interpretación de las normas y que la capacidad de persuasión sea clave.

Imagina que soy un abogado en las primeras etapas de mi carrera. ¿Cómo puedo formarme para este futuro? ¿Qué habilidades tengo que desarrollar?

Muchas de las personas que trabajan en el mundo de la educación en derecho aún piensan en términos del viejo paradigma, en formar a los abogados con habilidades tradicionales como el análisis de casos y la interpretación de las normas. Eso está bien. Es la base de lo que debe saber un abogado.

Pero muchos abogados no tienen conocimiento de cómo funcionan los negocios. En general, no saben de tecnología, de estrategia, de procesos, de liderazgo. Es que no aprenden cómo funciona una empresa en la facultad de derecho.

Todas estas herramientas son fundamentales para el futuro. E incluso para el desempeño actual.

Hoy en día, un abogado que no sabe lo que es administrar una base de datos, clasificar información o diseñar un proceso agrega muy poco valor a sus clientes. Por supuesto, ese abogado resuelve lo cotidiano.

Pero en la medida en que las empresas se empiezan a sofisticar y a requerir servicios más integrales, esas capacidades se vuelven muy limitadas.

Un abogado que no desarrolle esos conceptos que vienen más del mundo del management o del mundo de la ingeniería tiene una alta probabilidad de fracasar en su función.

Hay un espacio importante de capacidades que no están siendo puestas como prioridad en los programas de formación de las universidades tradicionales.

En síntesis, estamos frente a un entorno lleno de cambios y oportunidades. El mercado de los servicios legales se ha mantenido relativamente estable por muchos años, y existen tremendas oportunidades de generar elementos de diferenciación, de construir ventajas competitivas basadas en el conocimiento y en la aplicación, obviamente, de las tecnologías.

Esta industria hoy presenta claras posibilidades de ganar eficiencia. Hay varios actores que buscan ingresar dentro de este mercado voluminoso y rentable. Esos actores son los que están haciendo cambios, ya sea desde startups de legaltech o desde firmas de abogados.

En los próximos años, la curva de cambio va a ser mucho más acelerada. Hay un futuro próspero para quienes están insertos dentro de esa mirada estratégica del mercado y hay que capturar las oportunidades para poder obviamente construir negocios interesantes.

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