Por Qué el Bitcoin Importa

El inversor Marc Andreessen explica por qué el Bitcoin es importante y de qué forma cambiará al mundo…

Esta es una versión traducida y adaptada del artículo “Why Bitcoin Matters” publicado por Marc Andreessen en The New York Times el 21 de enero de 2014.

Una misteriosa nueva tecnología emerge, aparentemente de ningún lado, pero en realidad es el resultado de dos décadas de intensa investigación y desarrollo por parte de investigadores casi anónimos.

Idealistas políticos proyectan en ella visiones de liberación y revolución; las elites la desprecian. Por otro lado, tecnólogos — nerds — están entusiasmados. Ven en ella un enorme potencial y le dedican sus noches y fines de semana.

Eventualmente surgen productos, compañías e industrias para comercializarla; sus efectos se vuelven profundos; y luego muchas personas se preguntan por qué su poderosa promesa no fue más obvia desde el comienzo.

¿De qué tecnología estamos hablando? De las computadoras personales en 1975, de Internet en 1993, y — creo — del Bitcoin en 2014.

No se puede acusar al Bitcoin de tener poca cobertura en la prensa. Pero la diferencia entre lo que la prensa y muchas personas comunes creen que el Bitcoin es, y lo que un número creciente de tecnólogos creen que el Bitcoin es, es enorme.

En este post, voy a explicar por qué tantos programadores de Silicon Valley y emprendedores están entusiasmados, y lo que creo que es el futuro del Bitcoin.

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El Bitcoin nos da, por primera vez, una forma de que un usuario de Internet transfiera una única pieza de propiedad digital a otro usuario de internet, tal que la transferencia tenga la garantía de ser segura, que todos sepan que la transferencia ocurrió y que nadie pueda dudar de la legitimidad de la transferencia.

Las consecuencias de este avance son difíciles de sobreestimar.

¿Qué tipo de propiedad digital puede transferirse de esta manera? Pensemos en firmas digitales, contratos digitales, llaves digitales, la propiedad digital de activos físicos como autos y casas, acciones y bonos digitales… y dinero digital.

Todos estos activos son intercambiados a través de una red distribuida que no requiere de ningún intermediario central como un banco o un broker. Y todo de una forma donde sólo el dueño de un activo digital puede enviarlo, sólo el receptor legítimo puede recibirlo, el activo sólo existe en un lugar en cada momento, y todos pueden validar las transacciones y la propiedad de todos los activos en cualquier momento.

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Cualquiera desde cualquier lugar del mundo puede comprar o vender en el registro en cualquier momento, sin necesitar aprobación de nadie, sin comisiones o con comisiones muy bajas.

El Bitcoin es el primer sistema de pagos donde las transacciones se producen con comisiones muy bajas (centavos) o sin ninguna comisión. Los sistemas de pagos existentes cobran comisiones de entre 2 y 3%, y esto en el mundo desarrollado. En muchos otros lugares, o no hay sistema de pago moderno o las comisiones son significativamentes superiores.

El Bitcoin es un instrumento al portador. Es una forma de intercambiar dinero o activos entre partes sin que exista confianza previa: una serie de números es enviada por email o mensaje de texto.

El que envía no necesita conocer o confiar en el receptor y viceversa. No hay forma de revocar la transacción — esta es la parte que es como el cash — si tienes el dinero o activo, puedes pagar con él; si no lo tienes, no. Esto es nuevo. Nunca existió antes en forma digital.

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Los críticos del Bitcoin advierten su uso limitado por parte de consumidores y comerciantes, pero las mismas críticas se hacían contra las computadoras e Internet cuando se encontraban en la misma fase. Cada día, más y más consumidores y comerciantes están comprando, usando y vendiendo Bitcoin en todo el mundo. Los números totales son aún pequeños pero crecen rápidamente. Y la facilidad de uso para todos los participantes crece rápidamente a medida que las herramientas y tecnologías de Bitcoin mejoran. Recordemos: solía ser técnicamente difícil acceder a Internet. Hoy ya no lo es.

Las críticas de que los comerciantes no van a aceptar Bitcoin por su volatilidad también son incorrectas. Los comerciantes no necesitan tener Bitcoin ni estar expuestos a la volatilidad. Cualquier consumidor o comerciante puede entrar y salir del Bitcoin en cualquier momento.

¿Por qué un comerciante — online o en el mundo real — aceptaría Bitcoin como pago, dado el número pequeño de consumidores que quieren pagar en él? Mi socio Chris Dixon recientemente dio este ejemplo:

“Imaginemos que vendes electrónica online. Los márgenes de rentabilidad en estos negocios habitualmente son menores al 5%, lo que significa que las comisiones de pagos habituales de 2,5% consumen la mitad del margen. Ese es dinero que podría reinvertirse en el negocio, devolverse a los consumidores o ser recaudado por el gobierno en forma de impuestos. De todas las opciones, dar 2,5% a los bancos para mover bits por Internet es la peor. Otro desafío que enfrentan los comerciantes es aceptar pagos internacionales. Si te preguntas por qué tu producto o servicio favorito no está disponible en tu país, la respuesta es, con frecuencia, por dificultades con los pagos”.

Además, los comerciantes son atraídos por el Bitcoin porque elimina el riesgo de fraude con tarjeta de crédito. Esta forma de fraude motiva a muchos criminales a poner tanto esfuerzo en robar información personal de clientes y números de tarjetas de crédito.

Como el Bitcoin es un instrumento al portador, el receptor del pago no recibe ninguna información del emisor que pueda usarse para robar dinero del emisor en el futuro, ya sea por el comerciante o por un criminal que robe esa información del comerciante.

El fraude de tarjeta de crédito es tan importante que los sistemas de detección online de fraudes están configurados para detener transacciones que resulten siquiera levemente sospechosas, sean o no fraudulentas.

Como resultado, muchos comerciantes online están obligados a rechazar entre un 5 y 10% de las transacciones entrantes, transacciones que podrían realizar sin temores si los clientes pagaran con Bitcoin, donde ese fraude no es posible.

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Las propiedades antifraude de Bitcoin incluso se extienden al mundo físico de las tiendas minoristas.

Por ejemplo, con Bitcoin, el enorme hackeo que robó información de 70 millones de tarjetas de crédito de los consumidores de la cadena Target no habría sido posible.

Así es cómo funcionaría:

Llenas tu carrito y vas a la caja como lo haces ahora. Pero en lugar de entregar tu tarjeta de crédito, sacas tu smartphone y tomas una instantánea de un código QR que se muestra en la caja registradora. El código QR contiene toda la información requerida para enviar Bitcoin a Target, incluida la cantidad. Haces clic en “Confirmar” en tu teléfono y la transacción se realiza (incluida la conversión de dólares desde tu cuenta bancaria en dólares a Bitcoin, en caso de que no tengas ningún Bitcoin).

Target está feliz porque tiene el dinero en forma de Bitcoin, que puede convertirse de inmediato en dólares, y no pagó tarifas de procesamiento de pago (o pagó una tarifa muy baja); tú estás feliz porque no hay forma de que los hackers roben tu información personal; y el crimen organizado está infeliz.

Finalmente, me gustaría abordar la afirmación hecha por algunos críticos de que el Bitcoin es un refugio para el mal comportamiento, para que criminales y terroristas transfieran dinero anónimamente con impunidad. Este es un mito, fomentado principalmente por la cobertura sensacionalista de la prensa y una comprensión incompleta de la tecnología. Al igual que el correo electrónico, que es rastreable, el Bitcoin es seudónimo, no anónimo. Además, cada transacción en la red de Bitcoin queda registrada para siempre en el blockchain de Bitcoin, disponible para que todos lo vean. Como resultado, el Bitcoin es considerablemente más fácil de rastrear por la agencias de la ley que el efectivo, el oro o los diamantes.

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¿Cuál es el futuro del Bitcoin?

Un área enorme para la innovación basada en Bitcoin son las remesas internacionales. Cada día, cientos de millones de personas envían dinero a sus familias en su país de origen, más de 400 mil millones de dólares anuales, según el Banco Mundial. Todos los días, bancos y compañías de pago cobran comisiones exorbitantes, de hasta un 10 por ciento y, a veces incluso más, para enviar este dinero.

Usar Bitcoin, que cobra tarifas nulas o muy bajas por estos pagos de remesas, elevará significativamente la calidad de vida de los trabajadores emigrantes y de sus familias. De hecho, es difícil pensar en algo que tenga un efecto más rápido y positivo en tantas personas en los países más pobres del mundo.

Además, Bitcoin puede ser una fuerza poderosa para que un número mucho mayor de personas en todo el mundo se incorpore al sistema económico moderno. Solo alrededor de 20 países en todo el mundo tienen lo que consideraríamos sistemas bancarios y de pago modernos; los otros 175 países tienen un largo camino por recorrer.

Como resultado, muchas personas en muchos países están excluidas de los productos y servicios que en Occidente damos por sentado. Incluso Netflix, un servicio completamente virtual, sólo está disponible en unos 40 países. Bitcoin, como sistema de pago global que cualquiera puede usar desde cualquier lugar y en cualquier momento, puede ser un poderoso catalizador para extender los beneficios del sistema económico moderno a prácticamente todos los habitantes del planeta.

Incluso en los Estados Unidos, un problema que se reconoce desde hace mucho tiempo es la tarifa extremadamente alta que los “no bancarizados”, personas sin cuentas bancarias convencionales, pagan por servicios financieros básicos. Bitcoin puede usarse para abordar ese problema directamente, haciendo que sea más fácil ofrecer servicios de tarifas extremadamente bajas a personas que están fuera del sistema financiero tradicional.

Un tercer caso de uso fascinante para el Bitcoin son los micropagos o los pagos ultra pequeños. Los micropagos nunca han sido factibles, a pesar de 20 años de intentos, porque no es rentable ejecutar pagos pequeños (centavos o fracciones de centavos) a través de los sistemas de crédito/débito y banca existentes. La estructura de tarifas de esos sistemas hace que no sea viable.

De pronto, con Bitcoin, eso se vuelve trivialmente fácil. Los bitcoins tienen una divisibilidad a ocho decimales. Por lo tanto, se puede elegir una cantidad muy pequeña de dinero, como una milésima de centavo, y enviarla a cualquier persona en el mundo gratis o casi gratis.

Piense en la monetización del contenido, por ejemplo. Una de las razones por las que las empresas de medios, como los periódicos, tienen problemas en cobrar por el contenido es porque deben cobrar a todo (el usuario debe pagar la tarifa de suscripción completa por todo el contenido) o nada. De pronto, con Bitcoin, hay una forma económicamente viable de cobrar pequeñas cantidades de dinero por artículo, o por sección, o por hora, o por videojuego, o por acceso al archivo, o por alerta de noticias.

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Otro caso interesante es el pago público. Esta idea me llamó la atención por primera vez en un artículo de noticias hace unos meses. Un espectador al azar en un evento deportivo televisado levantó una pancarta con un código QR y el texto: “¡Envíame Bitcoin!”

Recibió $25,000 en Bitcoin en las primeras 24 horas, de personas que nunca había conocido.

Piense en las implicaciones para los movimientos de protesta. Hoy los manifestantes quieren salir en televisión para que la gente se entere de su causa. Mañana querrán salir en televisión porque así recaudarán dinero, literalmente sosteniendo letreros que permita a cualquiera de cualquier parte del mundo enviarles dinero en el acto si simpatizan con la causa.

Los próximos años serán un período de gran emoción en torno a esta nueva tecnología. Algunos economistas destacados son profundamente escépticos del Bitcoin, a pesar de que Ben Bernanke, ex presidente de la Reserva Federal, escribió recientemente que las monedas digitales como Bitcoin “pueden ser prometedoras a largo plazo, especialmente si promueven una tecnología más rápida, más segura y un sistema de pago más eficiente”.

Y en 1999, el legendario economista Milton Friedman dijo:

“Una cosa que falta, pero que pronto se desarrollará, es un cash electrónico confiable, un método mediante el cual se pueda transferir en Internet fondos de A a B sin A saber quién es B o B saber quién es A: de la misma forma en que puedo tomar un billete de $20 y entregárselo, y usted puede obtenerlo sin saber quién soy”.

Los economistas que atacan a Bitcoin hoy podrían estar en lo cierto, pero yo estoy con Ben y Milton.

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Lejos de ser un cuento de hadas libertario o un simple ejercicio de Silicon Valley, Bitcoin ofrece una gran oportunidad para reimaginar cómo el sistema financiero puede y debe funcionar en la era de Internet, y un catalizador para remodelar ese sistema de maneras más poderosas para individuos y empresas.

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