El Sueño de Bentham: un Mundo sin Abogados

Jeremy Bentham (Londres, 1748-Londres, 1832) no fue un filósofo de gabinete. No le interesaba ser un teórico sino cambiar el mundo. Esto lo llevó a investigar en temas tan diversos como la ética, la economía, las ciencias políticas, el derecho y hasta la administración judicial. Su contribución a tantas y tan variadas disciplinas lo convirtió en uno de los intelectuales más destacados del siglo XIX.

A medida que su carrera avanzaba, el derecho se fue convirtiendo en su obsesión. En una época en que la ley se basaba en la tradición oral, Bentham lanzó una batalla por la codificación (de hecho, hasta se le atribuye haber inventado el término codificación).

En 1811, le escribió al presidente James Madison para ofrecerse a redactar un código legal completo para los jóvenes Estados Unidos. Cuando Madison declinó la propuesta, Bentham hizo la misma oferta a cada uno de los gobernadores. También a los gobiernos de Rusia, Polonia, España, Portugal, Grecia y Guatemala. El objetivo final era compilar todas las leyes del mundo en un único gran libro.

¿De dónde venía esta obsesión por la codificación? Para Bentham, era un asunto básico de justicia. Quería desarticular el sistema perverso creado por lo que llamó Judge & Co. (algo así como la corporación judicial), un sistema faccioso de reglas arbitrarias para defender sus intereses a expensas del público. Gracias a su conocimiento de la ley y su destreza en el uso del lenguaje, jueces y abogados manipulaban el sistema para su propio beneficio.

En este contexto, el resultado de un juicio era tan impredecible que una persona pobre no podía correr el riesgo de buscar justicia en un tribunal. Podía perderlo todo.

Jeremy Bentham, el gran reformador legal.
Jeremy Bentham, el gran reformador legal.

“Las mentiras y sinsentidos de los que está plagada la ley forman una niebla tan espesa que un hombre común, e incluso un hombre educado que no sea abogado, no pueden ver a través de ella”. Jeremy Bentham.

Lo que Bentham buscaba, en el fondo, era democratizar la justicia. Llamó a la formación de un Fondo de Justicia Equitativa, financiado con multas a los condenados y fondos públicos, que subsidiara a los ciudadanos de bajos recursos en la presentación de sus casos. También propuso que los procedimientos judiciales se desarrollaran en lenguaje natural, sin términos abtrusos que sólo entendían los miembros de la corporación judicial.

De Bentham a los Smart Contracts

Bentham vivió en una época de consolidación del capitalismo y los estados nacionales. Las leyes y la administración de justicia debían acompañar ese tipo de desarrollo social. A comienzos del siglo XXI, vivimos en otro tipo de transición, esta vez, hacia la sociedad interconectada de Internet. Si la codificación de las leyes fue el combate de la época de Bentham, la nuestra requiere otro tipo de codificación, del código legal al código de computadora.

“Los abogados son las únicas personas en las que el desconocimiento de la ley no es castigado”. Jeremy Bentham.

El Código de la Costa Este de Estados Unidos es el código legal. El Atlántico es la vieja economía de Wall Street y las altas finanzas. En el este, están las mejores universidades de derecho, como Yale y Harvard. El código de la Costa Oeste es el código de computadora. El Pacífico es la nueva economía, de Silicon Valley y Stanford.

Los smart contracts (contratos inteligentes) van a ser la base del nuevo sistema legal de la era de Internet. Creados por Nick Szabo a mediados de la década del ’90, son contratos que se ejecutan solos, cuando se cumple cierta condición establecida en su código informático. Los smart contracts no necesitan escribanos ni abogados. No hay lugar para la ambigüedad ni los malabares interpretativos, en los que, según Bentham, se erige el poder de la corporación judicial.

Smart contract de compra/venta de un sitio web, sobre la red Ethereum.
Smart contract de compra/venta de un sitio web, sobre la red Ethereum.

La imagen muestra un smart contract de compra-venta de un sitio web desarrollado sobre la red Ethereum. Dice que la propiedad del activo SITIO WEB se transferirá desde el agente VENDEDOR hacia el agente COMPRADOR el 1 de abril de 2014, siempre y cuando el agente COMPRADOR transfiera 5000 unidades de la moneda virtual Ether al VENDEDOR.

El contrato se ejecuta automáticamente y no hay lugar para interpretaciones. Hay una condición (transferencia de 5000 Ethers) que dispara un evento (transferencia de la propiedad del sitio web) pactado entre dos agentes (comprador y vendedor). Cumplida la condición, la propiedad del sitio se transfiere irrevocablemente. El comprador recibe las contraseñas y el título de propiedad online. No hay nada que el vendedor pueda hacer para impedirlo.

Si el contrato se hubiese firmado sobre papel, el vendedor podría haberse arrepentido y negarse a la ejecución. Desde ya, el comprador podía recurrir a la justicia para hacer valer su derecho. El resultado era incierto. Con un buen abogado, el vendedor podía obtener un resultado favorable a través de la manipulación del poder judicial.

Los smart contracts prometen quebrar esta injusticia, a través de una ley absolutamente transparente e irreversible en su ejecución. Los smart contracts son el software que desintermedia el poder judicial.

Del Código de la Costa Este al Código de la Costa Oeste, un nuevo sistema legal para un nuevo orden económico, político y tecnológico. El sueño de Bentham de un mundo sin abogados.

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