El manifiesto de talentDAO

Publicado originalmente en Mirror por Saulthorin.

Desde los albores de la civilización, el emprendimiento ha sido el motor de la prosperidad tanto personal como colectiva.

Ha sido un gran catalizador que ha permitido a los talentos conseguir mayor agencia, decencia y autonomía sobre su trabajo.

El emprendimiento promete verdadera libertad, pero privilegia a unos pocos. A pesar de que, con el pasar del tiempo, se han reducido las barreras de entrada, es un camino que sigue siendo inaccesible para las mayorías.

El emprendimiento se convirtió en un símbolo de estatus en nuestras sociedades. Aún así, menos del 1% de los trabajadores se convierten en emprendedores cada año. La realidad es que a la mayoría de las personas no les gusta tomar riesgos. Preferimos un camino seguro a uno riesgoso, incluso cuando las potenciales recompensas son altas. Entonces, solo los agentes de cambio escogen el emprendimiento: para desafiar al estatus quo, innovar y construir nuevos sistemas.

Hay tres desafíos sistémicos impidiendo que las mayorías tengan acceso a este camino:

  1. Tolerancia al riesgo: tanto la naturaleza como la cultura disuaden a las personas de tomar el riesgo de aventurarse en el emprendimiento. Muchos no lo hacen a pesar de las potenciales recompensas.
  2. Acceso al capital: construir requiere dinero. La brecha entre aquellos con capital y aquellos que lo carecen sigue creciendo de forma alarmante. La desigualdad de riqueza, amplificada por generaciones, es una fuerza que debemos considerar.
  3. Fallas de coordinación: cada vez que una nueva persona integra un grupo, surgen fricciones. Estas dificultades, en etapas tempranas, llevan a la creación de empresas con un puñado de cofundadores. A medida que los grupos crecen, aparecen jerarquías y burocracias que profundizan estas ineficiencias.

Como resultado, es mas común ver que las personas trabajen en empresas de otros que creando las suyas propias. Pero ¿es esto lo mejor para la humanidad?

En el pasado, las personas trabajaban para otras personas buscando la prosperidad que traía el fruto de su trabajo. Esa no es la situación actual. El trabajo duro, invertido en visiones ajenas no genera un valor significativo para las personas.

Desde los años 70’ la sociedad ha fallado en distribuir las ganancias del trabajo de forma justa. Las personas que crean más valor son las menos beneficiadas. La brecha entre la productividad y la compensación de los trabajadores ha crecido exponencialmente. El valor que creas con tu trabajo queda fuera de tu alcance.

En otras palabras, el trabajo tradicional nos ha fallado. Mientras que la productividad creció, las ganancias se mantuvieron constantes. Y ni eso, si tomamos en cuenta los altos índices de inflación alrededor del mundo: el valor de nuestras ganancias ha disminuido. Si no tuviste un aumento de sueldo de al menos un 7% en el último año, perdiste dinero.

Y mientras el trabajo tradicional sigue fallándonos, la riqueza de las instituciones sigue creciendo, quedándose con los beneficios creados mediante tu trabajo.

El foco excesivo en el retorno financiero creó incentivos en contra de lo humano – las personas ya no hallan un propósito mediante su trabajo. Operamos en una economía en que el-ganador-se-queda-con-todo, con una competencia feroz y una autoridad monopólica.

Esto nos deja poca opción: podemos tomar el riesgo del emprendimiento (con una tasa de fracaso del 90%) para liberarnos de las corruptas agendas institucionales, o aceptar estas agendas a altísimos costos personales: dignidad, agencia y con falta de principios de igualdad.

En otras palabras, bien podemos fallar tratando de escapar del sistema, o perder nuestra humanidad si nos quedamos en él.

Pero ¿y si hubiera otra opción? ¿Si pudiéramos tener la agencia y la decencia del emprendimiento, pero con menos riesgo?

Imaginen un mundo en el que “nadie pueda decirte que hacer”, con una comunidad de apoyo y un modelo organizacional que descentraliza el riesgo.

Una opción para quienes que quieren construir algo con propósito, conservando su independencia, pero sin hacerlo solos. Una posibilidad donde el riesgo es moderado, pero el potencial de recompensa es alto. Un mundo sin las penurias de la burocracia, con personas que han recuperado su agencia y su libertad.

Este es el mundo del trabajo descentralizado. Habilitado por innovadoras tecnologías y novedosas estructuras organizacionales, estamos entrando a una nueva era de trabajo auto soberano, desarrollado por Organizaciones Autónomas Descentralizadas (DAOs).

Las DAOs son el nuevo mundo del trabajo, y estamos observando su comienzo. Las DAOs permiten un nuevo sistema de coordinación humana sobre el que aprenderemos muchísimo.

Pero la promesa de las DAOs está lejos de estar garantizada y no está libre de riesgos. Podríamos decir que conllevan un alto riesgo por la falta de un salario estable. De todas formas, dada la forma en que las DAOs descentralizan el trabajo, puedes contribuir a más de una Organización a la vez, reduciendo el riesgo y aumentando la probabilidad de éxito de tu “portafolio”. Para triunfar, las DAOs necesitarán aprender de la sabiduría colectiva de los últimos siglos para evitar la repetición de los errores del pasado y superar los desafíos del futuro.

Las DAOs aún están en su infancia y lejos de comprobar su potencial como estructuras organizacionales sustentables para las personas. A la primera, sus códigos autónomos operando como un protocolo han demostrado un prometedor futuro para una nueva forma de trabajar. Pero las personas no son código.

Aún hay mucho que hacer. Se están construyendo herramientas e infraestructura crítica, y aún está por descubrirse qué funciona, y que no. Los entornos laborales descentralizados a los que aspiran las DAOs sociales requerirán un gran esfuerzo.

Aún así, un grupo de pioneros especializados unieron fuerzas: un grupo de científicos organizacionales, estrategas e investigadores, reunidos en torno a una visión del futuro del trabajo en que la autonomía, el propósito y la decencia laboral estén disponible para todos, no sólo para unos pocos privilegiados.

Estos pioneros operan sobre cuatro creencias:

  1. Creemos en el trabajo auto soberano: los individuos deberían tener la libertad de trabajar donde, cuando y cómo ellos quieran sin tener que depender de instituciones o terceras partes para su sustento. Nadie nos puede decir que hacer.
  2. El trabajo tradicional nos ha fallado: las estructuras organizacionales existentes y la visión jerárquica de la administración de empresas han llevado a fallas de coordinación humanas. Estas fallas de coordinación no se arreglarán dentro de los actuales paradigmas del trabajo, donde los incentivos económicos alientan comportamientos contraproducentes para la humanidad.
  3. Las DAOs ofrecen un modelo superior para la coordinación humana: las DAOs son sistemas abiertos distribuidos, sin fronteras y sin permisos habilitadas por blockchain e incentivadas por propiedad comunitaria. Nos permiten coordinar, comunicar y cooperar de formas que son difíciles en espacios laborales tradicionales.
  4. El conocimiento debe ser de código abierto: los investigadores en espacios tradicionales son obligados a operar en un mundo de código cerrado, que los incentiva a publicar o morir. Esto es inaceptable. Creemos en la creación de mecanismos para incentivar la publicación de código abierto y de propiedad comunitaria como alternativa al sistema tradicional.

¿Quiénes son estos pioneros que se atreven a trazar un nuevo curso, con la esperanza de devolver la agencia a los comunes?

Somos talentDAO

Nuestra misión es desbloquear el potencial humano en la economía descentralizada y digital. Desarrollamos investigación científica que ayuda a las DAOs a prosperar, educando al público sobre la mayor decencia y agencia que ofrece el futuro del trabajo descentralizado.

Para lograr esto, las DAOs necesitan ser pensadas y diseñadas para ser la mejor versión de sí mismas. Y eso requerirá experimentar e investigar sobre bases que no han existido hasta el momento.

Por esto, nuestra misión debe soportarse sobre un nuevo protocolo científico: el Journal de Trabajo Descentralizado (JDW).

El JDW utiliza tecnologías basadas en blockchain para asegurar el acceso abierto y descentralizado a literatura científica, que pueda aportar a la prosperidad de las DAOs y a una nueva generación de trabajadores auto soberanos. El JDW es de propiedad de su comunidad, liberando a los investigadores del control de quienes han guardado el conocimiento del público por demasiado tiempo.

Juntos, vamos a desbloquear estas barreras y descentralizaremos el conocimiento en el camino.

Las DAOs son la oportunidad de la vida, y seremos los pioneros en este nuevo camino.

Y, si bien será necesaria la experimentación, la promesa no podría ser más grande.

Este es el mayor experimento de coordinación humana de nuestros tiempos, y estamos comprometidos a entregar los mejores insights a las DAOs, para que estas puedan explotar su máximo potencial.

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